jueves, 30 de abril de 2009

Miniodisea

Tras un mes en Brasil donde los precios son bastante caros en comparacion con el resto de Sudamerica, mi siguiente destino debia ser Paraguay. Para llegar alli tenia dos opciones: la facil, esperar dos dias para tomar el autobus a Foz de Iguazu y de ahi cruzar a Ciudad del Este; o la mas aventurera, ir hacia Guaira esa misma noche y una vez alli apañarmelas para cruzar la frontera. Escogi esta ultima y la verdad es que resulto bastante mas pesado de lo que imagine.

Mi miniodisea para cruzar a Paraguay desde Guaira en ocho pasos:


1. Llego a Guaira a las 6,30 de la mañana tras seis horas de autobus. 2. A las 8 tomo el colectivo que me cruzara a Paraguay, tras pedirle al conductor que por favor me pare en la oficina de inmigracion de Brasil para que me pongan el sello y poder salir del pais legalmente. Me dice que sin problema. 3. El colectivo llega a la orilla del rio Parana (que no tenia ni idea de que pasaba por aqui) y cruzamos bastante lentamente junto con varios camiones en una plataforma flotante empujada por un remolcador.

4. Del otro lado y como ya venia sospechando solo esta la oficina de inmigracion paraguaya, donde me obligan a volver al otro lado. Durante una hora estuve en Paraguay de ilegal. 5. De nuevo autobus y plataforma flotante. Camino varias cuadras hasta la policia federal que me pone el sello de salida. 6. Espero dos horas al siguiente autobus para repetir la operacion de cruzar el rio y obtener al fin la visa paraguaya de 90 dias. 7. Estoy ahora en Salto del Guaira donde no hay gran cosa asi que le cambio a un tipo algunos reales brasileños por guaranies paraguayos y tomo el autobus a Ciudad del Este, al lado de las cataratas de Iguazu donde ya estuve hace un mes. 8. El autobus me suelta a 4 kilometros de Ciudad del Este, asi que tomo un nuevo autobus al centro de la ciudad y finalmente consigo una habitacion en un hotel que se llama "Mi abuela". Tiempo total transcurrido desde que me puse en marcha: 17 horas.

En cualquier caso estoy en Ciudad del Este. Este lugar, junto con Puerto Iguazu en Argentina y Foz de Iguazu en Brasil, es una lanzadera para visitar las cataratas pero con la diferencia de que aqui hay decenas de tiendas de electronica porque los productos no llevan impuestos. Es un gran mercadillo que solo descansa cuando cae el sol. Y para demostrarme que ya estoy entrando en la Sudamerica profunda, cada casa de cambio, cada banco, cada farmacia, cada tienda de ropa, tiene un guardia de seguridad vestido de militar en la puerta con fusil y cuchillo. Y es que en Paraguay, ademas de ser el segundo pais mas pobre de Sudamerica despues de Bolivia, la corrupcion y el crimen son el pan nuestro de cada dia.

miércoles, 29 de abril de 2009

Uvas y caña de azucar

Lucas y su tio nos llevaron a conocer los alrededores de Marialva, que ya me habian gustado mucho desde la ventanilla del autobus por el contraste del verde con la tierra rojiza.

Marialva es la "capital de la uva fina", asi que fuimos a conocer algunos viñedos y a probar diferentes tipos de uvas.


El tio de Lucas posa orgulloso en su viña

Ben, como buen vegetariano, un gran amante de la fruta y de Bob Marley

Heidi junto al gran racimo que da la bienvenida a Marialva, y que segun Lucas esta en el libro Guinness

Posteriormente fuimos a ver las plantaciones de caña de azucar y a preparar el riquisimo "caldo de cana".


Primero se corta la caña a machetazos

Se pasa por esta trituradora y se obtiene un jugo dulce que mezclado con lima y hielo esta para morirse de rico

Por ultimo se muelen las hojas para alimentar al ganado, asi que mas completo imposible.

Operacion Canguro

Tratare de resumir... En el hostel de Rio de Janeiro convivi dos semanas con los hermanos Ben y Jack, de Adelaida, Australia, a quienes en los ultimos dias se unio Heidi, la novia de Jack. La hermana de Heidi habia estado de intercambio en Marialva, estado de Parana, en casa de Lucas, quien a su vez habia estado en Australia en casa de Heidi. Asi que cuando los chicos me invitaron a unirme a ellos para visitar a Lucas, a sabiendas de que yo no pintaba nada, no me lo pense dos veces.

Tras 15 horas de autobus desde Rio hasta Maringa, y otra media hora desde Maringa a Marialva, estabamos por fin en casa de Lucas. El y su familia nos acogieron a los cuatro con mucha hospitalidad y simpatia. Durante unos dias fuimos en cierta manera la atraccion del pueblo, ya que por esos lares no estan muy acostumbrados a los mochileros, a los vegetarianos (los tres australianos lo son) ni al aspecto de Ben...

Personalmente me gusto mucho esta visita. Un nuevo lugar, nuevos amigos y nuevas experiencias, y todo surgido de manera improvisada. Eso es sin duda una de las mejores cosas de ser mochilero.

En la casa de Lucas

viernes, 24 de abril de 2009

Favelas

La regla número uno cuando se visita Rio es no tratar de adentrarse en las favelas. Cerca de mi albergue hay un punto de entrada a una de los muchos asentamientos que hay en la ciudad, y sobra decir que ni me he acercado por allí.

Sin embargo, durante la visita al barrio de Santa Teresa he podido observar desde lejos estos micromundos, no muy diferentes desde fuera de las villas que ya conocí en Buenos Aires. Mientras mis compañeros y yo tomábamos estas fotos un par de chicos bajaron en moto desde las favelas para decirnos que no fuéramos allí. No me quedó claro si fue un consejo o una forma de prohibirnos la entrada en su territorio.

Si no fuera por la miseria que esconden se diría que hasta son bonitas.

Capoeira

Mitad baile mitad lucha, la capoeira es una de las expresiones artísticas más populares de Brasil. Consiste en ejecutar golpes y movimientos del cuerpo al ritmo de la música, pero sin hacerse daño. Comienzan dos capoeiristas hasta que uno nuevo se introduce entre los dos y empieza a "bailar" con uno de ellos, a modo de desafío. De esa manera todo el mundo participa.

Si hace cosa de un mes me tocó bailar tango, esta vez tampoco me libré de intentar imitar los movimientos de la capoeira. Es muy divertido.

Kenneth

Con sólo 2 años Kenneth es el mochilero más joven con el que he compartido habitación en un albergue.

Kenneth nació en Bolivia, de mamá peruana y papá noruego, y además de ser un gran jugador de billar ya sabe decir cosas en español, noruego y portugués. Desde que nació su vida ha sido un viaje constante y ha recorrido ya más Sudamérica de lo que muchos de nosotros lo haremos. Para mí ha sido como tener un hermanito en Rio.

El mochilero más viejo con el que he compartido habitación lo conocí en Vientiane, la capital de Laos, el año pasado. Era japonés, tenía 81 años y sabía algo de español y de inglés.

Corcovado

Al igual que en Iguazú, donde desestimé ver las cataratas desde el lado brasileño una vez las había visto desde el argentino, decidí no subir hasta el Corcovado, donde se encuentra el Cristo Redentor. El precio es bastante elevado y consideré que con ver la ciudad desde las alturas una vez ya era suficiente. Según parece las vistas sobre la ciudad son más amplias desde el Corcovado. Esa es la única diferencia.

Lo bonito de verdad, para mí, es caminar por algunas zonas de Rio, como los barrios de Botafogo o Flamengo, doblar una esquina y encontrarte por sorpresa con el Cristo en la cima del Corcovado.

Aquí vemos algunas imágenes.


Pão de Açucar

Merecen la pena absolutamente los 45 reales (15 euros) que cuesta subir al Pan de Azúcar. Las vistas sobre la ciudad son impresionantes y en mi caso me produjeron tanta emoción como las cataratas de Iguazú.

La visita consta de dos partes. En la primera, el funicular sube hasta el Morro da Urca, a una altura considerable. Desde allí (e incluido en el precio) se toma un segundo funicular hasta la cima del Pan de Azúcar. Al igual que en Iguazú es fácil quedarse observando todo con detenimiento para al cabo de un rato darse cuenta de que ya ha transcurrido una hora entera.

Si hay tiempo es interesante ver el documental que proyectan sobre la construcción del funicular, y cómo se subieron "a mano" toneladas de material.


El Morro da Urca (a la derecha) y el Pan de Azúcar vistos desde la playa de Botafogo. El día está claro.

El funicular sube hasta la primera montaña.

Sí, yo estuve allí... aunque el día se nubló de repente :)

Las islas que rodean Rio de Janeiro

Copacabana desde las alturas, Ipanema al fondo

Segundo funicular hasta la cima del Pan de Azúcar

Copacabana e Ipanema

Llegué a Río de Janeiro tras 12 horas de autobús desde Curitiba y me instalé en un albergue. Nuevamente la ciudad y el buen ambiente que encontré me atraparon, haciendo que una visita de unos 5 0 6 días acabara conviertiéndose en algo más de dos semanas.

Rio me fascinó simplemente con el trayecto desde la estación de autobús. Sus innumerables playas y los "morros" (montes) que salpican la ciudad producen un hermoso contraste. Además, la zona donde he estado viviendo, Copacabana, no está nada masificada por el turismo (probablemente porque la temporada de verano ya acabó) y conserva su identidad de barrio, nada que ver con el "Benidorm" que esperaba encontrarme. Es como si la gente no tuviera consciencia de estar viviendo en uno de los lugares más icónicos del planeta y siguen con su ritmo de vida habitual, sin prestar atención a los turistas/viajeros.

Durante estos días he alternado la playa con visitas a lugares que me interesaban y días de descanso en el albergue, debido en parte a que se han sucedido días de pleno sol con otros nublados e incluso fuertes lluvias y tormentas. Las playas están tranquilas la mayor parte del tiempo, excepto los fines de semana y los festivos (ha habido unos cuantos desde que llegué) en que se convierten en un auténtico hervidero.

Copacabana es una playa de ambiente más "familiar", con el Pan de Azúcar presidiendo al fondo. A sólo 20 minutos a pie se llega a Ipanema, mucho más animada y recomendable que la anterior. En ambas hay olas muy fuertes que convierten mis baños en pura diversión y cientos de vendedores que no paran de ofrecer comida y bebida. Es sorprendente también mirar la playa desde lejos y observar montones de pelotas de fútbol en el aire, de toda la cantidad de gente que está jugando en ese momento y que revelan la pasión por el fútbol que hay en este país y sobre todo en esta ciudad.

A modo de consejo...
- cuidado con algunos bancos como Bradesco, ya que he oído más de una historia de cajeros que se tragan la tarjeta o no entregan el dinero.
- probar el agua de coco y el açaí, una especie de mermelada energética.

- comer barato en alguno de los bar-restaurante de letreros amarillos que hay por todas partes. Por 7 reales (poco más de 2 euros) sirven un plato con carne, patatas y huevo y otro con arroz, fejão (judías) y ensalada.
- para sentir de verdad lo que es estar en una playa de Rio, instalarse en el "posto nove" (puesto nueve) de Ipanema. El atardecer es increíble.

Nunca es recomendable llevar la cámara a la playa. Elegí mal el día: aquí vemos Ipanema en una jornada nublada, con mucho viento y casi vacía.

Copacabana en un día de sol pero tranquilo, con el Pan de Azúcar al fondo a la derecha.

lunes, 6 de abril de 2009

Surrealista

Para mi visita a Curitiba, a 6 horas al norte de Florianópolis, volví a utilizar los servicios de una web de alojamiento solidario, en este caso Hospitality Club. Me recibió Ana Luisa, un cielo de chica que organizó mi estancia en casa de Thiago primero y de Paulo después. Tan sólo unas horas después de llegar alguien me estaba prestando una camisa, corbata y zapatos para asistir a la "farmatura", la graduación de los alumnos de Periodismo. Un comienzo un tanto surrealista pero no falto de encanto.

Curitiba me recuerda un poco a Rosario al tratarse también de una ciudad universitaria con muchos estudiantes. Está limpísima, bien organizada y es agradable pasear por las calles empedradas del centro de la ciudad. Sin embargo, como alguien me dijo, el sur es lo menos brasileño de Brasil debido al cruce de culturas que hay en esta zona, y se nota. Sorprende encontrar una amplia comunidad china en un país como este.

Algunos detalles que también me han llamado la atención:

- es habitual que a la entrada de los bares y cafeterías alguien te entregue un "cartão" donde irán apuntando las consumiciones para pagar todo junto al final.
- las grandes colas en los puestos de loterías.
- las "bocas de brilho", lugares donde se reúnen muchos limpiabotas.

- los restaurantes tipo buffet y de comida por kilo: por unos 5 reales (menos de 2 euros) se puede comer todo lo que se quiera, y la comida no está mal. Si no hay mucha hambre se puede escoger la opción por kilo donde se pone la comida en un plato y se paga lo que pese (normalmente 1,50 reales por cada 100 gramos).

Hasta ahora lo único que no me gusta de Brasil es la calma tensa que se vive al caer el sol, sobre las 7 de la tarde. A partir de ese momento hay gente sospechosa por las calles y es mejor no salir a caminar solo, por si acaso.

Me ha gustado Curitiba aunque voy a continuar mi ruta hacia Rio de Janeiro. Como ya dije, Brasil no estaba en mis planes iniciales así que pasaré unos días en la "cidade maravilhosa" y sus alrededores para después regresar a Paraguay y comenzar a viajar de manera más reposada, con trayectos más cortos.


PD: desde hoy tengo un nuevo blog donde iré recopilando fotos de la gente que me va ayudando durante mi viaje. El enlace está en la parte derecha encima de mi perfil. Gracias a David y María de Dónde andan estos por la idea.

Mural en el centro de la ciudad

La "boca do brilho", donde los limpiabotas hacen su faena.

La catedral de Curitiba

La iglesia de Largo da Ordem

Largo da Ordem, un espacio con muchas galerías de arte y zonas verdes

El "bondinho" (tranvía) en la Rua das Flores, centro de la ciudad

Demasiada tranquilidad

Mi idea de cruzar a Paraguay desde Posadas cambió cuando conocí a unos chicos en Puerto Iguazú que se dirigían a las playas de Florianópolis, en Brasil. Decidí unirme a ellos ya que ésta sería en principio una de las pocas ocasiones que tendría de disfrutar de la playa durante mi viaje.

Florianópolis está unido a la Ilha de Santa Catarina, una isla con un precioso lago central (Lagoa de Conceiçao) y muchas playas en su costa. Los fuertes vientos que soplan desde el Atlántico la convierten en un destino ideal para surfistas pero al estar alejada de los principales destinos turísticos de Brasil hace que no sea demasiado cara en comparación.

Escogimos como base la playa de Barra de Lagoa esperando encontrar sol y mucha diversión. Sin embargo la visita fue un poco decepcionante para mí. Todo estaba bastante parado al haber terminado ya la temporada de verano y a eso se unió el cielo nublado durante casi toda mi estancia, llegando a hacer un poco de frío por las noches.

En cualquier caso ya estoy en Brasil, un país que inicialmente no entraba en mis planes. Aprovecharé para explorar un poco antes de regresar a Paraguay y al norte de Argentina.