lunes, 23 de noviembre de 2009

La gran urbe

De costa a costa, por fin otra vez el mar. Desde el Atlántico en Rio de Janeiro seis meses atrás al Pacífico en Lima, aunque esta vez sin playa... El Padre Emilio lo arregló para que pudiera alojarme gratis en la Oficina de Desarrollo, en el barrio de Miraflores, el más elegante de la capital. A mí suelen pasarme estas cosas... Si ya en Buenos Aires pasé de vivir en la villa miseria de Soldati a la mansión de Fede en Belgrano, aquí pasé de estar en un pueblo perdido de la sierra a hospedarme detrás del hotel Marriott a cien metros del mar.

Hay que reconocerlo: Lima es fea, y como toda gran urbe (siete millones de habitantes) es caótica e impersonal, muy occidental. El centro no sólo no tiene gran cosa de particular sino que puede ser algo peligroso, sobre todo al irse el sol. El cielo es gris casi permanentemente y todos los días hace su aparición la garúa, esa finísima lluvia tan representativa de Lima. Las distancias son largas, el ruido es molesto y el tráfico salvaje, aunque he de reconocer que agarrar cualquier combi con el chófer haciendo rally para robarle los clientes al que viene detrás y el cobrador cantándole cuándo parar y cuándo arrancar, tiene su aquel. Para más inri Miraflores es caro y no pude hacer mi habitual vida perroflauta de comer por 1 euro. En contrapartida tiene todos los servicios de cualquier gran ciudad, lo que la convierte en un buen caravanserai donde abastecerse de líquido de lentillas, auriculares o cualquier cosa que en otros lugares es imposible encontrar.


Algo que sí me encantó es el centro comercial Polvos Azules donde uno puede encontrar unos chollos increíbles. La polera del Barcelona que en España cuesta de 70 euros para arriba acá cuesta 8 euros. Si es falsa o no sólo ellos lo saben, pero de ser así la imitación es idéntica al original.

Tras varios días solo una noche en un bar de Barranco conocí a Katty y ella se convirtió en mi gran amiga limeña. Me llevó de paseo a conocer su barrio de Chorrillos, me presentó a sus amigos y a su familia e hizo que de la gris y fea Lima acabara llevándome un recuerdo muy lindo.


Miraflores

Al fin, el Pacífico

Los parapentes

La Catedral

¿Favelas?

Con Katty en Plaza de Armas, delante del Palacio de Gobierno

¡¡¡¡Gooooool de Don Andrés Iniesta!!!!

1 comentario:

  1. "El cielo es gris casi permanentemente y todos los días hace su aparición la garúa"

    Gris como panza de burro, lo describía Vargas Llosa en uno de sus libros... no sé por qué se me quedó grabada esa metáfora :-)

    ResponderEliminar