lunes, 23 de noviembre de 2009

Ruinas de adobe

Comenzamos a subir la Panamericana, la carretera que nace en Alaska y termina en Tierra de Fuego, a través de un paisaje desértico de cuando en cuando salpicado por alguna localidad. Ignoré Chimbote y me fui directo a Trujillo.

Trujillo es una ciudad bien colonial, de edificios bajitos y fachadas de colores (sólo en el centro, claro). Llegué un domingo y como todos los domingos en Sudamérica es día de sopor, de calles vacías y de desfiles patrios (qué pesaos...). Me alojé en un hostel por primera vez en bastante tiempo con la esperanza de conocer algún mochilero más pero parece ser que en esta época no hay demasiada gente que vaya a Trujillo... Sin embargo conocí a Jeanne, una francesita que trabajaba allí y me invitó a ver una película en la Alianza Francesa.

El principal atractivo de Trujillo está a 5 kilómetros y son las ruinas del Chan Chan de la cultura chimú. Si bien estoy ya bastante saturado de ruinas quería conocer éstas ya que al estar hechas de adobe son diferentes a todas las vistas hasta ahora, que estaban hechas de piedra. Un lugar curioso en medio del desierto, aunque después de haber estado en Machu Picchu todo lo demás parece ya una birria.






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