lunes, 24 de agosto de 2009

Mistico

Magico. Revelador. Inolvidable. Por fin, otro de los grandes momentos de mi viaje que tanto tiempo llevaba esperando: la llegada al Titicaca, el lago sagrado que segun la leyenda vio nacer a los primeros Incas.

Victor y yo llegamos a Copacabana, pueblecito de ensueño (aunque algo pervertido por el turismo) a orillas del lago. Primer milagro: saborear una deliciosa trucha a la diabla, primer pescado en condiciones que me como desde el 10 de Febrero, en Rosario.

Segundo milagro. Al atardecer trepamos con la lengua fuera hasta lo alto de El Calvario desde donde poder contemplar la puesta de sol sobre el Titicaca. Sabia que iba a ser hermoso, pero no imaginaba que podia llegar a emocionarme de esa manera. El reflejo de la luz sobre un manto de agua casi inmovil, los colores que adquieren las colinas, las sombras, el silencio que todos mantuvimos. Y por encima de todo, el sol, al que puedes observar como desaparece tras el horizonte segundo a segundo, y el cielo pasa del amarillo al naranja y del naranja al azul mas infinito, ni una nube en el cielo, todo entero para mis ojos. Es entonces cuando comprendi la importancia de este astro para los Incas. El sol, fuente de vida, se marcha en silencio sin que nadie sepa por que, dejando tras de si al frio y a la oscuridad. Hasta mañana.

Los mas o menos diez minutos que el sol tardo en ponerse fueron diez de los minutos mas bonitos de mi vida. Al dia siguiente volvimos, pero imposible igualar esa sensacion por segunda vez. Hay mil fotos y ninguna buena. Teneis que ir.


A años luz de la realidad

Nada que ver con el de verdad

Ideal parejas

Justo en este momento los colores eran... eran... buah.

Horas antes del milagro

Victor, el pensador

¿Descendientes de Incas?

Con sombrero de chola
Horizontes

Un mar sin olas

Hasta mañana, boludos

Copacabana a mis pies

Trafico

Mis razonamientos y yo

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