martes, 12 de mayo de 2009

Impresiones sobre Paraguay


Por si alguno de mis amigos paraguayos leen esta entrada vaya por delante que éstas son las impresiones que Paraguay le ha causado a un mochilero que ha conocido el país mucho menos tiempo del que probablemente merece, ya que tan sólo estuve en él durante una semana. Y que todo está escrito desde el cariño que me merece y la tristeza que he sentido en ocasiones.

En primer lugar, es bastante notorio que Paraguay se encuentra, desgraciadamente, varios escalones por debajo de Argentina o Brasil, los otros dos países sudamericanos que he visitado hasta ahora. Se nota en las infraestructuras, en la ausencia de hostels al ser un país poco visitado por el turismo, la falta de cajeros automáticos (según parece sólo hay en Ciudad del Este, Encarnación y Asunción), los billetes de guaraníes casi deshechos por el uso. Se nota en los trayectos interminables en autobús (200 kilómetros en 6 horas) debido a que paran literalmente cincuenta veces a recoger y soltar pasajeros y mercancías. Se nota en la sensación de inseguridad en Asunción al caer el sol o en el problema del dengue, presente en cada lugar que he visitado.

Noto una cierta tristeza en las caras de la gente, y sin embargo, por lo que he podido conversar, están orgullosos de su patria a la que aman con devoción. Por circunstancias históricas Paraguay no ocupa el lugar que merecería, y esto es algo que a mí, que vengo de fuera a conocer de primera mano este tipo de cosas, me apena. Me apena ver a niños desnudos vagando por las calles, en una Asunción donde el corazón se me parte en cada esquina. Me apena que una mujer me diga que no puede ir a visitar a su madre enferma porque el billete de autobús cuesta 25000 guaraníes (menos de 7 euros) porque no los tiene. Me apena que un niño quiera limpiarme las botas por 30 céntimos de euro. Me apena que este país antes fuera desarrollado y ahora ya no lo sea.

Dicho esto, y volviendo al tema personal, para mí ha sido muy enriquecedor conocer Paraguay y a los paraguayos. A veces me es difícil comprenderles cuando hablan porque el guaraní está mezclado con el español, y a eso ha dado lugar a varias situaciones cómicas. Pero a pesar de todo lo anterior me gustaría quedarme con el recuerdo de una gente que me ha tratado con mucho cariño y de los que he aprendido muchas cosas.

Hasta siempre, Paraguay.

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